jueves, 23 de septiembre de 2010

SOBRE LA HUELGA DE HAMBRE DE LOS PRESOS POLÍTICOS MAPUCHES

1 - ANTECEDENTES DEL CONFLICTO

La lucha del pueblo mapuche tiene largos antecedentes históricos, los cuales se remontan a la resistencia des plegada contra la invasión incaica, mucho antes de la llegada de los españoles. Con la arremetida colonizadora se inaugura un nuevo período de lucha y resistencia del pueblo mapuche, la cual se extendería por más de trescientos años. Durante este tiempo, uno de los hechos más destacados es que la corona española en el tratado de Quilín de 1864, reconoce que desde el río Bio-bio hacía el sur, es territorio Mapuche. Con esto se avanza en el reconocimiento de la autonomía territorial y la existencia de la Nación Araucana.
Junto con la independencia de la República de Chile, se comienza un nuevo proceso político que pretendía anexar los territorios libres al sur del Bio – Bio a la naciente república. Es el mismísimo Bernardo O’ Higgins quien impulsaría los primeros decretos tendientes a la reducción de la independencia política y económica de la zona mapuche.
La segunda mitad del siglo XVIII estuvo marcada por el despliegue de fuerzas militares contra la zona de la Araucanía, las cuales serían unas verdaderas carnicerías, pues tenían como objetivo central la aniquilación del pueblo mapuche y la anexión de todo el territorio a la Republica de Chile. El genocidio perpetrado en esa época acabaría por dejar un saldo de no más de un puñado de familias y comunidades en pie, y un territorio totalmente desmembrado, cerca del 97% de la tierra había sido arrebatadas y vendida a los capitalistas nacionales e internacionales.
Durante la gobierno de la Unidad Popular, a través de las denominadas “corridas de cerco”, fueron devueltas o recuperadas por mapuches y campesinos chilenos, una cantidad importante de hectáreas, llegando a cerca del medio millón. Pero la política de recuperación y redistribución de tierras fue brutalmente aplastada con el golpe militar, más de la mitad de las tierras mapuche fueron retenidas por el Estado, repartiéndola entre los antiguos propietarios y vendiéndolas a la oligarquía nacional e internacional para su explotación. En este proceso fueron asesinados más de 250 mapuches.
El nivel de represión y persecución política llegó a tal punto, que el Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación editado en 1991 señaló que “Es necesario destacar la dureza con que se trató a los mapuches y a sus familias y la grave dificultad que ha significado para éstos en las zonas más rurales, tener que convivir en la misma localidad a veces hasta el presente, con los agentes que causaron las muertes de sus seres queridos. El miedo, la pobreza o la desesperanza llevaron a que solamente un pequeño porcentaje de estas familias practicara, en su oportunidad, diligencias ante los tribunales de Justicia, o hiciera denuncias ante organismos de derechos humanos”.
A partir de los 90’s la Concertación dio continuidad al modelo neoliberal impuesto por la dictadura, facilitando la plantación de bosques artificial para la explotación de las celulosas y la instalación de hidroeléctricas. Junto con ello fue implementada una exigua política de repartición de tierras, creando un órgano competente para tratar esos temas y otros de carácter indígena: la CONADI. Pero pese a ello, en la actualidad “el conjunto de las tierras mapuches no llega a 500 mil hectáreas, donde viven unos 250 mil comuneros en unas 2 mil reservas que son islotes en un mar de pinos y eucaliptos. Las familias indígenas tienen la mitad de ingresos que las no indígenas; sólo 41 por ciento de las viviendas mapuches tiene alcantarillado y 65 por ciento electricidad. La mortalidad infantil en algunos municipios indígenas supera en 50 por ciento a la media nacional”. (R.Zibechi)
A mediados de los años 90’s el conflicto se agudiza, aparece la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) y la situación en la Araucanía se vuelve más compleja, las comunidades y las organizaciones mapuche realizan una serie de acciones de sabotaje y por medio de la acción directa, comienzan a ocupar territorios y a combatir a las empresas explotadoras de recursos naturales, ubicadas en los territorios ancestrales del pueblo mapuche. Las consignas de liberación nacional, acompañadas de campañas de acción directa, recuperación de tierras y control político de las zonas recuperadas, son las que empiezan a hegemonizar el movimiento mapuche, hasta ese momento atomizado.
Frente a la arremetida mapuche, el nivel de efectividad de las ocupaciones territoriales y claro carácter de liberación que adquiere el movimiento, es que el Estado chileno empieza a combatir con más ahínco el fuerte y cohesionado movimiento mapuche. Por lo mismo, radicaliza el accionar de Carabineros, de montajes y la aplicación de la Ley Antiterrorista contra los líderes más importantes del Wallmapu.

2 – LA LEY ANTITERRORISTA

La ley antiterrorista 18.314 fue promulgada el 16 de mayo de 1984, durante la dictadura militar. Esta ley considera como terroristas todos los crímenes ejercidos “con la finalidad de producir en la población o una parte de ella el temor justificado de ser víctimas de delitos de la misma especie”. Señala además que “se presumirá la finalidad de producir dicho temor en la población en general, salvo que conste lo contrario, por el hecho de cometerse el delito mediante artificios explosivos o incendiarios, armas de gran poder destructivo, medios tóxicos, corrosivos o infecciosos u otros que pudieren ocasionar grandes estragos”. Además permite la declaración de testigos y peritos protegidos, de manera que se oculta absolutamente la identidad de quienes testifican en contra de los procesados. Con esto último se ha dado paso a uno de los métodos utilizados por las fuerzas represivas: los montajes.
Esta ley no ha sido modificada por ninguno de los posteriores gobiernos de la Concertación, sino todo lo contrario, pues han perfeccionado los sistemas de represión y opresión creados durante la dictadura militar, y que ahora utiliza la derecha.
El movimiento de liberación nacional mapuche no ha sido la excepción, y sus demandas y luchas han sido duramente reprimidas y criminalizadas. Durante estas últimas décadas, fue primero utilizada por el gobierno de Lagos, luego de Bachelet y ahora en el gobierno de Piñera. Es importante destacar que esta Concertación, ahora en oposición, fue la que con más rigurosidad hizo uso de esta ley, es más, los tres muertos en incidentes sucedidos en las recuperaciones territoriales, fueron durante los gobiernos de la Concertación, crímenes impunes hasta el día de hoy. Por supuesto hoy en una actitud vergonzosamente oportunista, la vemos “colgada” de la coyuntura y el debate público abierto por los comuneros en huelga de hambre, mostrándose absolutamente a favor de su lucha, e incluso hemos visto a algunas de las autoridades políticas, sumándose temporalmente a la huelga de hambre. No dudamos en sostener que si la Concertación siguiera en el poder, o si en algún momento volviera a ser gobierno, aplicarían nuevamente la ley, y no tan solo contra el movimiento mapuche, sino también contra el movimiento social.
Hoy 34 comuneros mapuche cumplen 72 días en huelga de hambre, 32 de ellos se encuentran presos. Algunas de las exigencias más importantes de los huelguistas son: No a la aplicación de la ley antiterrorista a las causas del pueblo mapuche; Libertad de todos los presos políticos mapuches; fin al doble procesamiento milita y civil; desmilitarización de las comunidades en conflicto territorial mapuche; entre otras. A pesar del gran debate que se ha abierto al respecto (incluso obligando a abrir el cerco comunicacional), y del gran apoyo que ha tenido la causa mapuche, los intentos por terminar con la huelga de hambre de parte del gobierno han sido infructíferos debido a la poca voluntad de terminar totalmente con la ley antiterrorista y con las demandas de los comuneros. Los mapuches no depondrán la huelga a menos que se cumpla con todo su petitorio, y esa ha sido su última palabra.

3– SOBRE LA SITUACIÓN DE PARO EN LA UNIVERSIDAD ALBERTO HURTADO

Estas últimas semanas han sido de especial agitación en la UAH, pues los estudiantes conscientes y activos han decidido generar nuevas instancias de organización, alejadas de las instituciones burocráticas y propensas a la inactividad que tradicionalmente ha utilizado a su favor el reformismo.
La Asamblea General de la UAH ha tomado mayor relevancia estos días, pues actualmente existe un proceso de paralización paulatino de la mayoría de las carreras como acto de solidaridad, compromiso y apoyo a las demandas que hoy mantienen más de una treintena de comuneros mapuche en huelga de hambre.
Es de suma importancia que nosotros, como estudiantes, tengamos una postura clara, pero a la vez activa respecto al Conflicto Mapuche. Un PARO de actividades no significa, como indican algunos sectores, quedarse “encerrados” entre las paredes de la Universidad, mas por el contrario resulta ser una plataforma para dar una postura de los estudiantes de la universidad hacia afuera respecto a la causa Mapuche, y a la vez sirve como ejemplo para que estudiantes de distintos liceos, Universidades, CFT e IP’s, multipliquen estas posturas e incluso las radicalicen… pues no estamos hablando de especulaciones políticas ni espectáculos mediáticos, sino que es la vida de los peñis la que está en serio riesgo.
Hacemos un llamado a los estudiantes consientes de las carreras que aun no se han sumado al PARO, que lo hagan pues sólo así podremos continuar un proceso que nos llevará sin dudas a entregar un apoyo REAL a las justas demandas que los comuneros en huelga utilizan como bandera de lucha.

¡MORIR LUCHANDO, SIN TIERRAS NI CAGANDO!
¡WEUWAIN PU PEÑI!
CONVERGENCIA ESTUDIANTIL

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