viernes, 5 de febrero de 2010

Por los derechos de los estudiantes de los pueblos originarios


X CONVERGENCIA ESTUDIANTIL

Convergencia no descansa este verano. Nos encontramos trabajando duro y colocando nuestros esfuerzos en desarrollan nuestra propuesta educativa-revolucionaria de cara a las luchas que se vienen este año. Como parte del desarrollo de nuestra plataforma de lucha, queremos compartir con ustedes uno de los puntos que hemos desarrollado y que consideramos importantes de discutir como son los derechos educativos de los pueblos originarios.

Por los derechos de los estudiantes de los pueblos originarios

La educación actualmente es un arma, que puede ser utilizada en múltiples sentidos. En el caso de los pueblos originarios (Alacalufe, Atacameño, Aimara, Colla, Mapuche,Quechua, Rapa Nui y Yámana), sobretodo en el caso del pueblo-nación mapuche en conflicto con el Estado chileno, la educación es una de los medios de los que se valen los poderosos para intentar frenar la resistencia del oprimido.

En Chile tenemos una educación racista, en su acceso, en sus contenidos y en las relaciones que promueve. Según los datos del INJUV, un 6,6% de los jóvenes dice pertenecer al algún pueblo originario, siendo el pueblo mapuche el mayoritario con un 87,2% del total, de este 6,6% el 55,6% se encuentra entre los estratos más bajos, y por tanto acceden a la educación de más bajo nivel. Junto con esto, existe una mayor exclusión respecto al sistema educativo formal, en donde sólo el 38% de los jóvenes entre 15 y 29 años asiste regularmente a un establecimiento educacional, un 10% declara no hacer terminado la enseñanza media y sólo un 26,6% ha accedido a la educación superior. A esto hay que sumar la ausencia de establecimientos en las zonas rurales más alejadas, así como las dificultades de acceso para los estudiantes que viven en sectores más apartados.


Quienes acceden al sistema educativo se encuentran con una perspectiva histórico-cultural predominante que está diseñada para inculcarle a los chilenos una imaginada “superioridad” y un menosprecio hacia los pueblos originarios, y para negarles a estos últimos su identidad e imponerles los valores y la visión del Estado chileno, promoviendo la vergüenza respecto a sus orígenes remotos y sólo verificables en algún museo. Las palabras y los ritos nos muestran claramente un colonialismo cultural hacia los pueblos originarios, sino, de qué otra forma explicar, por ejemplo, que a los niños mapuche se les obligue en las escuelas a celebrar fechas como el 21 de mayo, el 18 de septiembre, la navidad, la Pascua, el mes de María, que nada tienen que ver con su historia y cultura. De qué otra forma explicar el juego de palabras con el cual le otorgan al hombre blanco un papel benéfico y civilizatorio, cuando nos hablan de “descubrimiento”, como si la historia de los pueblos originarios empezase con la llegada de los españoles; de “encuentro entre dos mundos”, escondiendo el colonialismo asesino del conquistador español que ejecutó en verdadero genocidio con los pueblos originarios de “América”; de “pacificación de la Araucanía”, para esconder la invasión militar del Estado chileno que terminó asesinando y usurpando tierras en la Araucanía.


La historia es borrada y manipulada para el beneficio de quienes controlan el Estado chileno. Es por esto, que consideramos que los pueblos originarios de este lado del mundo tienen derecho a ejercer y recibir una educación acorde a su propia visión del mundo. Queremos una educación para todos los chilenos que hable con la verdad y en donde no sean los poderosos, los vencedores, quienes aparezcan como los “buenos de la película”. Queremos una educación para los pueblos originarios que respete y represente su cosmovisión, su lengua, sus tradiciones, su cultura, su historia. Una educación en donde las comunidades y los pueblos originarios tengan un papel primordial.


Cuando el pueblo mapuche y el resto de los pueblos originarios logren su autonomía y autodeterminación, controlarán totalmente la educación que ellos se darán, existiendo entonces una autonomía y autodeterminación educativa, necesarias para recuperar la historia, cultura y tradiciones ancestrales que han querido ser borradas por el Estado Chileno. En tanto la lucha de nuestros hermanos avanza, también deben avanzar en las conquistas en materia educativa, por tanto exigimos y luchamos por:

Educación gratuita y facilidades de acceso (incluyendo más y mejores escuelas en las zonas rurales y más apartadas y más y mejores medios de traslado) para todos los miembros de los pueblos originarios, como compensación mínima por los abusos cometidos por el Estado Chileno.

Programas educativos especiales que contemplen la cosmovisión, cultura, tradiciones, lengua e historia de los pueblos originarios de acuerdo a lo determinado por sus comunidades, teniendo estas últimas el papel principal en la definición de la forma y el contenido educativo. Fin a la obligatoriedad de ritos ajenos como la canción nacional, oraciones religiosas, etc.

Reforma curricular al ramo de Historia y Geografía, en donde se contemple la historia de los pueblos originarios hasta nuestros días y no sólo hasta la conquista, y al ramo de Lenguaje y Comunicación, en donde se rescate el arte y la literatura de los pueblos originarios.