miércoles, 28 de octubre de 2009

Sobre el aparente bienestar de ciertos establecimientos municipales


x Convergencia Estudiantil Liceo Augusto de D´Halmar

Existen hoy en día varios casos de establecimientos educacionales municipales que se destacan y, a la vez, se ven más beneficiados que los demás. Se caracterizan por sus excelentes resultados en exámenes SIMCE y PSU, su adecuado material, buen comportamiento y ejemplares valores, logrando posicionarse así como emblemáticos establecimientos municipales, tanto a nivel comunal como nacional. Sin embargo, también debemos apuntar a la forma con la cual se consiguen dichos logros... ¿Es justa la forma en que se sustentan estos establecimientos?

La idea que un liceo municipal pueda mantener un funcionamiento que permita entregar buena educación a los alumnos suena excelente, y lo es. Lamentablemente las políticas utilizadas por las instituciones, cuyo actuar está viciado por el sistema educacional mercantil imperante, no siempre son las adecuadas.
El trabajo que se realiza para cubrir las necesidades educacionales de los estudiantes debería ser de todos y para todos, sin dejar cabida a las situaciones de egoísmo o exclusión. Hay maneras dentro del sistema educacional que no concuerdan con estos parámetros, en lo concreto, nombraremos, por ejemplo, el uso del sistema piramidal dentro de los liceos, el cual se implementa justamente para excluir a numerosos alumnos, homologables a las “manzanas podridas”, de los establecimientos cada año (o a veces semestre) que pasa. El sistema parte con una base de varios cursos en el primer año, hasta ahí todo marcha con normalidad, no obstante, a medida que avanzan los años, el número de estudiantes por curso, e incluso la cantidad de cursos, disminuyen en el segundo, se acentúa en el tercero y así sucesivamente. De ésta forma, se inculca un espíritu de competitividad entre los pares, aquellos que están en la misma condición, estudiantes, ven en su símil un potencial enemigo, claramente esto se disfraza de manera pusilánime con nombres tales como “espíritu de superación”, u otros calificativos. Vemos cómo desde el comienzo del desarrollo humano, el neoliberalismo, apoyado por teóricos burgueses, monta y hace efectivo su aparato ideológico en el pueblo.

Con la utilización de ese método, es evidente cómo en el último año quedan sólo unos pocos cursos con los alumnos de “mejor rendimiento” durante los ciclos anteriores, para posteriormente realizar la PSU, en la cual, naturalmente, consiguen excelentes resultados. Por lo tanto, queda claro que las escuelas que usan este método se ven beneficiadas, pero: ¿Qué pasa con todos los alumnos que quedan fuera del proceso? La respuesta de ésta pregunta es la que dirige nuestras acciones. Obviamente, los rezagados tienen que optar a una Educación Municipal de baja calidad y, normalmente, no logran acceder a la Educación Superior. Entonces surge una nueva pregunta, cuya respuesta resulta ser evidente luego del diagnóstico realizado: ¿En función de quién está la educación?
A pesar de todo, lo realmente negativo de todo este juego no es la salida de los alumnos de los establecimientos, sino la utilización de los estudiantes con el fin de adquirir beneficios monetarios a través de los buenos resultados, la inescrupulosa instrumentalización del pueblo por parte de los especuladores de la educación.

Otro factor que aparece en esta técnica, es la desvinculación de algunos liceos municipales con respecto al resto, nos referimos con esto a la distinción que se hace, tomando en cuenta lo que es la educación municipal en general y lo que son aquellas escuelas, también municipalizadas, que al encontrarse en buenas condiciones económicas y en general educacionales, quedan al margen del movimiento estudiantil, sin participación alguna de los alumnos en la organización del estudiantado. Dejando en evidencia una suerte de segregación entre los estudiantes de colegios municipales.

Este tipo de establecimientos sólo trabajan por sí solos, siempre en Pro de ellos mismos, sin dar importancia a la realidad nacional en la que se encuentran insertos, ni mucho menos a la calidad de la educación pública, es decir, dentro de la escuela todo funciona bien, sin mayores problemas, viviendo una realidad distinta a la de la mayoría, el problema es que esa mayoría no se reconoce a sí misma, no reconocen una identidad para sí, en una palabra; “egoísmo”, todo esto genera en los estudiantes conformidad, quietismo, preocupación sólo por sí mismos, falta severa de conciencia social y, por lo tanto, la ausencia de organización política dentro de su “burbuja”.

No es fácil crear interés en cuanto a asuntos políticos en las personas jóvenes, ya que el tema se ve lejano y está constituido por políticas neoliberales, que representan intereses burgueses, y que en nada ayudan a la cohesión ni a la participación del pueblo, mucho menos a la de los estudiantes. Lo que ocurre en algunos de estos liceos emblemáticos es simplemente el intento de solventar ese desinterés, el individual. En fin, se acaban los valores, se acaba la solidaridad y se crean mentes frías e individuales, incapaces de defender sus derechos y de luchar por lo que piensan que es justo. Mentes que, sin embargo, deberían ser parte activa de la organización estudiantil y, a la vez, popular.

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